La última parte del viaje
Desde el inicio del viaje no dejamos de visitar y estar entorno a la comunidad religiosa que tan cariñosas y amables, junto con sus amigos, vecinos, etc. Nos acogieron desde el día 1.
En esta ciudad, Omis, nos quedamos a dormir en un convento, hermoso el lugar, a unos 100 metros del mar, con esto les digo todo.
Omis
Lo que hacíamos era tomar el desayuno con la comunidad religiosa y después ir a la playa, más tarde regresábamos y visitábamos algún lugar, en esta parte del viaje, pudimos llevar el ritmo un poco más tranquilo, pero de que visitamos, visitamos.
Resulta que Omis es una ciudad que fue pirata en la antigüedad, ¿Pueden imaginar la cara de mi hijo al saberlo? Croacia siempre fue centro de guerras, asentamientos españoles, italianos, alemanes, etc… así que se pueden ver algunos restos de las guerras en todos lados.
Hicimos un recorrido con una historiadora, amiga de la comunidad que nos contó todo sobre el lugar, enseñándonos pequeños callejones con historia, los primeros asentamientos, y hasta un restaurante donde servían comida típica del lugar desde hace siglos, con una decoración de la época podría decirse medieval.
Pudimos ver parte del puente que están construyendo para no tener que pasar por Bosnia, un recorrido en Barco y sobre todo el disfrute de las personas que viven ahí. También estuvimos mucho en Split pero pasábamos de un lugar al otro, descubriendo una brutalidad de cosas hermosas; demasiada información que digerir en un solo día.
Amistades que se van creando
Vale la pena decir que una de las reflexiones que se imponían era de como las personas viven en perfecta armonía con la naturaleza, en comunidad. Comen lo que cultivan y por supuesto tienen unos sembradíos enormes, con unas sandías de ensueño.
Un señor, también amigo de la comunidad nos invitó a su casa y nos dio un recorrido hasta la punta del monte para ver una iglesia pequeñita y una vista de tarjeta postal. Los niños por otra parte se divirtieron jugando y corriendo por su jardín y la verdad ya se sentía que el tiempo se nos terminaba.
Estar como invitados en un convento fue genial, comimos como reyes, la cocinera hizo muchos platillos tipo italianos, ya que vivió muchos años en Italia, y la verdad oírla hablar en italiano con las expresiones que solía decir mi abuela o dice mi madre, eran un abrazo directo al corazón.
Hasta arriba del convento, tienen una terraza con plantas y un columpio, así que aprovechaba las noches o cuando me levantaba temprano para meditar en santa paz. De los muros salían unas plantas con unas flores preciosas, más tarde nos dimos cuenta de que, eran alcaparras (nunca había visto una planta de alcaparra).
El último día, salimos temprano y fuimos con la familia de una de las monjitas que trabaja en el acilo en Bélgica; nos tenían preparada una comida de reyes con los platillos típicos, entre ellos unos pimientos rellenos deliciosos y varios platos a base de carne que no podría describir con solo palabras.
Ese día que era él último en Omis no teníamos tanto tiempo, pero los niños disfrutaron al máximo jugando con otros niños y paseándose en sus enormes jardines. La despedida fue triste, pero de esa tristeza que te saca una sonrisa por tanto cariño recibido.
Zagreb
De ahí nos dirigimos a Zagreb, a unas 4 horas de camino, donde terminamos el viaje con cuatro días en un hotel. Teníamos la intención de visitar el centro y la catedral, pero solo fuimos a cenar a un par de restaurantes y pasar el día en la alberca con los niños y descansar para emprender el regreso.
En Zagreb, a comparación de los otros lugares en los que estuvimos es una ciudad que tiene un contraste con la época de Tito y unos edificios muy modernos. Es la ciudad por excelencia para ir de compras en toda Europa por sus precios y cantidad de centros comerciales.
Si van en coche es mejor dejarlo en un estacionamiento y moverse en taxi o bien a pie.
Y ya para terminar, lo que no podría faltar son los aceites esenciales que utilicé.
Me había llevado los de los niños, los cuales utilizan regularmente, pero lo que se llevaron las palmas fueron la Citronella y el Terrashield en espray por los mosquitos.
Llevaba un difusor portátil Doterra que pensé que era muy pequeño, pero al final fue perfecto para todo el viaje, al ser pequeño es discreto y lo puedes poner bajo la mesa o en ella a la hora en que los mosquitos caníbales salen y te olvidas de ellos.
El Terrashield en espray lo usábamos sobre todo en el día cuando estábamos fuera o en la playa y también nos funcionó muy bien.
El regreso
Y bueno al final solo quedó empacar todas las cosas y emprender el camino de regreso, el cual al ser de día se nos hizo más pesado y lo que habíamos evitado en el inicio del viaje por las horas, terminamos en filas interminables para pasar la frontera de Croacia.
Llegamos a casa como a las 4h30 de la mañana, cansados y como si tuviéramos un Jet lag fenomenal, pero súper contentos con este viaje precioso que hicimos y las amistades que encontramos.
¿Conocen Croacia? ¿Saben algo de su historia? A mi en lo personal me encantó conocer este país tan rico en muchos sentidos, tenemos muchas ganas de regresar y visitar más y coconer nuevos lugares.