Segundo cumpleaños en casa
Esta vez estábamos preparados para el festejo sin invitados, mandamos un pastel a la escuela, pero eso sería todo en compañía de las amigas de Laïyna.
8 años, que rápido pasa el tiempo, insisto.
Le había preguntado sobre la comida que le gustaría comer, pero no decía nada más que una especie de “comida corrida”…
- Algo diferente (le decía)
- Pues, no sé contestaba ella
- ¿Pasta? Me dijo por fin
Pasta, pues nada difícil y hasta simple diría yo, pero recordé que hacía un par de años la abuela había hecho la Pasta hecha en casa y creí que sería una bonita sorpresa para traerle un poco de la cocina de la abuela que extrañamos tanto.
Me puse manos a la obra, sin que me vieran, sin que imaginaran nada, para ellos, tener unos huevos en la cocina es sinónimo de pastel, así que no dije más.
La receta es la que me se me de memoria y veo a mi mamá hacerla desde toda la vida, se me ocurría hacerla de colores, o con algún sabor en especial, pero era un riesgo innecesario para el cumpleaños 8 de mi pequeña.
El pastel
Por otro lado, el pastel fue complicado, nada salía como quería y terminé haciendo un arremedo de florque ya en el momento mismo de apagar las velitas parecía cola de sirena por tanto brillo que le había puesto.
Lo bueno es que, para ellos, o en sus ojos todo es perfecto.
En algún momento les dije que el pastel no había salido (lo buscaban por todas partes) y que se lo había dado a las gallinas, ni modo, que fueran a comprar uno.
Nadie dijo nada.
El mero día de su cumpleaños, terminé los pendientes mientras salían con su papá y a eso de las 6 de la tarde llegaron y sonó la tableta.
¡Laïyna! Le dije, te buscan, ven….
Eran mis papás y hermanos, que habían organizado su fiesta para festejar a la distancia….
Laïyna estaba muy emocionada pero cuando vio el pastel, cuando vimos el pastel uffff todos quedamos impresionados por la belleza que había hecho mi madre.
Laïyna hace tiempo hizo el dibujo de un unicornio, quería ese pastel y se lo dio a mi mamá, obviamente ni se acordaba, pero ahí estaba, un unicornio rodeado de flores.
Siempre hacemos los pasteles juntas y este era el segundo año que lo hacíamos por separado.
Mi hija estaba súper contenta, quería que le mandaran el pastel por paquetería jajajajaja, mi mamá le dijo que mejor le hacía otro cuando nos viéramos.
Después del festejo en línea, preparé la comida, ella estaba contenta y comió tanto y con un entusiasmoque se me llenaba el corazón de alegría.
- Eres la mejor cocinera, decía
- Todo lo aprendí de la abuela, pero me alegra que te guste, le contesté
Al final, brindamos por ¡8 años! No sé cuando creció tanto, pero eso pasa cada año. Le dije que, si acostaba el 8, era el infinito, así que le había puesto en su plato de pastel: “Para mi hermoso infinito”
-¿Y el pastel mamá? Ahora preguntaba Marek
Les dije que cerraran los ojos y aparecí con él y sus platos decorados, obviamente después de haber visto el de mi mamá, no había punto de comparación, pero ella estaba feliz y eso era suficiente.
-Te quiero mamá, eres la mejor, me decían
Y así pasó el cumpleaños de Laïyna, uno más, se acumulan tan rápido que no da tiempo de nada, 8 años…
Unos días después llegaron dos paquetes, eran de parte de mi hermana para los cumpleaños de los niños, también los abrimos juntos por medio de la tableta, eso de compartir momentos es importante, sea como sea.
Hablábamos de las primeras fiestas, cuando eran mucho más chicos hacia una, entre Marek que cumple el 5 de marzo y Laïyna el 27, era lo más fácil, dos pasteles, muchos niños y juegos para varias horas.
Pero como era de esperarse, no pasó mucho tiempo cuando ya pedían sus cumpleaños por separado con sus amigos.
Este año, ya con la tendencia “en casa” lo hemos pasado muy bien, acompañados de las personas que los quieren y mucho amor aun en la distancia.
Así fue este cumpleaños infinito, 8.