Momento Kensho y Satori

Kensho y Satori

 

Podría decir que un momento Kensho (o varios) que hemos tenido en común, es este último año y contando; pero para hablar de Kensho y Satori un poco de introducción.

 

De Wikipedia para hacerlo un poco más fácil: El término Kensho se alterna frecuentemente con el término Satori, que deriva del verbo sánscrito “satoru” , que significa “realización, comprensión”. Según Fischer-Schreiber, Kensho y Satori son, a grandes rasgos, sinónimos pero Kensho se diferencia por entenderse como una realización inicial, que ha de ser profundizada, y por Satori se entiende la realización de la Naturaleza de Buda, aquella de alguien que ha alcanzado el despertar.

 

Estos conceptos se utilizan mucho en libros de autoayuda, pero de una manera un poco más particular, también podemos referirnos a un estado “negro” sin esperanzas, y en el momento que vemos una luz (Kensho), y damos el paso para el cambio (Satori), podemos romper las rutinas tóxicas en las que hemos caído.

 

Hablando del año pasado, 2020 y el inicio de una serie de eventos en donde la voz de las mujeres se alzaba, salíamos a las calles, nos vestíamos de morado y luego…..silencio….empezaba la pandemia, y de alguna manera parecía que callaban esas voces.

 

Algunas se escuchaban aun muy alto, pero de alguna manera fracturada, ahora lo que tocaba era quedarse en casa por un tiempo indefinido.

Antes de Kenshō

Hay otro elemento, del cual me gusta hablar, y se escucha poco en este tipo de reflexiones y es la de Shuniata, el vacío, la nada (así tipo la de “La historia sin fin”).

 

Para mi la Pandemia se anunciaba como un Shuniata compartido, no solo por las mujeres, sino de manera universal, no fue tan claro en un principio, pero creo que a estas alturas lo es.

 

En un arrebato de cambio, de querer salirme de algunos patrones del día a día, que se habían vuelto simples, vagos, un lunes infinito; apareció Kensho tomado de las manos de los niños, solté el aire que había guardado sin darme cuenta durante los primeros 5 meses y exhalé profundamente.

 

Cambié mis rutinas “tóxicas” por algunos rituales, entre ellos la meditación, acompañada de Isabel Guitian; me renové (después de haber maldecido varias veces), y lo compartí con los niños. A partir de ese momento tratamos, traté de que ellos experimentaran ese “momento de contemplación” como le llama Isabel de manera cariñosa y me quedé sorprendida de su facilidad.

 

Mientras yo me estresaba por todo y nada, ellos con las rutinas totalmente rotas y sin brújula por decirlo de alguna manera, pudimos avanzar desde adentro hacia afuera (aunque suene a galletita de la fortuna).

 

Un año y contando

Después, por supuesto que nada es fácil y los niños en casa pueden llegar a complicar las cosas, pero de manera muy simple, podemos darle la vuelta.

 

Creo que sería mejor en video para que lo vieran con sus propios ojos, pero me conformo por describir algunas cosas que hemos hecho, en esos momentos de “voy a explotar” ¿les suena conocido?

 

Pues sí, tan simple como respirar, pero no de cualquier manera, realmente sintiendo como el aire infla los pulmones y sale “limpiándolo” todo. Les juro que sirve, sino pregúntenle a mis hijos jajajaja

 

La sorpresa, en este sentido no hablo de regalos, sino que cuando ellos están, muy agitados, de malas, etc….hago algún ruido con un tambor y los pongo a saltar unas 10 veces, cambian de ánimo, simple y funciona.

 

Iniciarlos a la meditación, es muy fácil, tienen toda la técnica a su favor, Laïyna es muy perceptiva y le encanta (dura 3 minutos), en cuanto a Marek hay que encontrar el momento y si este llega puede hacer maravillas.

 

Y puedo seguir, lo que interviene en cualquier cosa, es un momento de atención, creo que se ha perdido o diluido con elrun run de la “nueva forma de vivir”, así que ellos quieren unos minutos, por lo menos así lo percibo.

 

Un truco buenísimo que da para mucho son los diapasones, es una divertida para todos y si lo combinan con “cierren los ojos” ufff maravilloso. (También es traído de los espacios de Isabel Guitian).

 

Y el “me aburro” pues también se vale y lo necesitan, si se entretienen con videojuegos, que bueno, si ya leen, mejor, así les leen a los hermanitos, en fin hay mucho material, pero no cabe duda que ese suspenso de planes, altera a cualquiera.

¿Conciliamos?

¿Y las mujeres? Pues como se puede, aunque ahora se le suma, más culpa, menos tiempo (pues estar en casa con los niños no es conciliar como lo dice repetidamente El club de Malas Madres), más estrés, y la lista es larga.

 

¿Los señores? En muchos casos se ven en la misma lucha, es todo un desafío, pero en equipo se trabaja mejor, cuando lo hay.

 

No sé si es casualidad, pero los papás hablan más sobre el entorno y reto familiar, hace unos años eran pocos, pareciera que hablar de los sentimientos o ver las cosas de manera positiva (sin importar el género) era de personas muy confiadas o de poca perspectiva.

 

Pero como sea aquí seguimos, de pie, con un Lego en la mano y la computadora en la otra, y avanzamos, juntos, juntas, que al final de eso se trata.

 

 

¿Qué dicen, Kensho o Satori?, ¿Tienen un momento Satori?, Siendo positiva creo que se puede, así que inspira y respira, que ya vamos avanzando.

Gracias por leerme en estos tiempos deprisa.

 

 

 

 

 

 

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Sobre la autora

La creatividad es el mejor regalo que podemos dar a nuestros hijos.

Les deseo una muy feliz lectura.
Giovanna (Mamá Ninja)

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