Dormir soñando
Siempre que pensaba en mi maternidad, mucho antes de tener hijos, me veía con un bebé recién nacido en brazos, yo contemplando en toda la calma del mundo, en una mecedora tal vez; dormida plácidamente contra mi pecho entonando canciones de cuna y cuentos entre susurros de amor…todas esas imágenes aun las traigo en la memoria pero la realidad es que no siempre son perfectas y arregladas; sobre todo hablando del sueño del bebé.
El sueño del bebé creo que es uno de los temas más recurrentes a los que nos enfrentamos: ¡Mi bebé no duerme!, se levanta toda la noche, tiene el horario inverso, solo duerme en brazos….
Con mi primogénita ¿Dormir?
Con mi hija, la primogénita, llegué al grado de apuntar en una libreta todas las veces que dormía, cuando digo todas son todas, día y noche y hasta esas siestas de 10 minutos, según yo mi hija no dormía, y la verdad después de unas jornadas de “No duermo yo tampoco” ya no sabía ni como me llamaba; me preocupaba que ella no durmiera lo suficiente para estar sana y yo que me volviera loca por no dormir, además que mi grado de irritabilidad iba en aumento y no veía la luz al final del túnel.
¿Cómo dormí a mi bebé y no volverse locos en el intento?
Primero antes que nada en la desesperación compré uno de esos libros “milagro” como los llamo: El sueño del bebé sin lágrimas de Elizabeth Pantley; sí soy de esas que no les gusta oír llorar a sus bebés. Para mi sorpresa, no es que hubiera encontrado el hilo negro de la situación, pero hablaba de cosas tan esenciales que difícilmente vemos y ponemos atención.
¿Cómo qué? Pues que el bebé duerme, simplemente que lo hace de la manera que no nos conviene; que sí no duerme bien por algunos días a causa de malestares como fiebre o salida de dientes o cólicos, después se recupera en sueño.
Ante eso revisé mi lista de horarios y me di cuenta que en efecto mi hija cumplía con la “norma de sueño” para su edad, hasta dormía de más, solo que no me convenían sus horarios, y sobre todo en la noche se me hacía todavía más difícil.
Me di cuenta también que entre el cansancio y estrés, ya no disfrutaba de mi hija, sino que pasaba todo el día tratando de que durmiera; es esa otra realidad a las que nos enfrentamos, ya no somos capaces de disfrutar los momentos que tenemos pues estamos tan cansados que en su mayor parte del tiempo tratamos de que duerman.
Y bueno también soy de esas que cree en las rutinas, aunque soy menos precisa ahora creo que les da una pauta para saber horarios, por lo menos que se adapten a los nuestros.
Edad | Sueño nocturno | Sueño diurno | Sueño total |
1 mes | 8 | 8 (no son seguidas) | 16 |
3 meses | 10 | 5 (3) | 15 |
6 meses | 11 | 3 1/4 (2) | 14 1/4 |
9 meses | 11 | 3 (2) | 14 |
12 meses | 11 1/4 | 2 1/2 (2) | 13 3/4 |
18 meses | 11 1/4 | 2 1/4 (1) | 13 1/2 |
2 años | 11 | 2 (1) | 13 |
3 años | 10 1/2 | 1 1/2 (1) | 12 |
Esta tabla tomada del sitio de baby Center da una pauta de las horas de sueño que necesita un bebé de 0 a 3 años.
Qué no es una regla de oro, pero te da una idea.
Mi hija dormía por lapsos de 20 minutos, en brazos, a lo que no me dejaba hacer absolutamente nada y la noche se levantaba a cada rato a lo que me tenía que aguantar comentarios como: “es que ya la mal acostumbraste”, “ya te agarró el paso”, “déjala llorar así va a saber que tiene que quedarse en su cama”….etc.
Con el libro milagro que les mencioné en un inicio, me armé de valor y decidí llevara cabo algunos ejercicios como poner música, masajes y dejar al bebé en su cama.
Lo de dejar al bebé en cama era más que nada para que durmiera mejor y por más tiempo, además de darme un mínimo de autonomía para hacer “cosas” lo que fuera.
La idea es sencilla; cuando mi hija presentaba signos de cansancio, lo arrullaba un poco y lo dejaba en su cuna, obvio se levantaba echa una fiera pues quería brazos, la tomaba, la volvía arrullar y así hasta que se quedara, algunas veces simplemente la acostaba y le daba palmaditas con un “shhhhhh” “shhhhhh” de por medio; no se asusten, parece algo de nunca terminar pero les aseguro que al cabo de 2-3 días ya era otra la historia.
¿Y cuáles son esos signos de cansancio?
Cuando son pequeñitos:
Se tocan las orejas o lo ojos
Bostezan
Se chupan los dedos
Buscan más contacto
(entre otros)
Cuando son más grandes, a partir de los 3 meses:
Lloriquean o lloran
Se agarran las orejas o meten las manos a la boca
Se aburren con los juguetes
Están más irritables
(entre otros)
Hay que tener en cuenta que cuando los bebés están exhaustos son más difíciles por ende la hora de la siesta se complica; crear un ambiente propicio para el sueño es fundamental; no excitarlos con juegos bruscos o mucho ruido, yo les ponía música, empecé con Mozart y Baby Einstein pero mi hija prefería Bob Marley y mi hijo el ukulele de Vedder.
Cuando estaban muy pequeños optaba por masajes antes de dormir, después de un buen baño y la leche para terminar el día; pero como saben en todo esto no hay fórmula mágica, es cosa de ver las necesidades de sus niños y las de ustedes en cuanto a tiempo y dedicación a todo esto.
Durante el día cuando mis hijos estaban más difíciles que de costumbre los ponía en el rebozo, eso les encantaba y prácticamente en un momento dormían, ya el ponerlos en su cama era otra historia pero por lo menos podíamos descansar un rato más.