Un poco de antecedentes:
Vivimos en Bélgica, en un pueblito pintoresco, bueno, en realidad es un pueblito bicicletero que ante las inclemencias del tiempo más vale que tengas auto y un buen internet.
Una de las tantas cosas que este país hace por el medio ambiente y reducción de residuos es primero, antes que nada separar la basura en: papel, vidrio, PVC y el resto. Ante esto, mis hijos crecen con un reciclaje de productos en casa casi por instinto, cosa que agradezco y creo que es un buen comienzo a esta temprana edad.
Aquí en nuestro pueblito además te regalan dos gallinas para bajar los residuos orgánicos, tienen algunas excepciones que no comen como son la cascara de plátano, cítricos, apio, entre otros que para ellas es veneno puro, pero fuera de eso comen de todo, y ahora hasta se pelean los restos de sándwiches de los niños; les puedo decir que efectivamente las gallinas son un pequeño bote de basura con plumas a dos patas y además dan huevos, unos huevos pequeñitos y perfectos.
Thelma es la café y Louis la negra; Thelma es más miedosa, a menos de que haya un sándwich de por medio; ya que corre hasta él y se va a otro lado para que Louis no se lo quite. Se me hacen enormes, aunque ya con el tiempo nos hemos acostumbrado y nos entendemos bastante bien….las vamos moviendo de sitio pues en pocos días dejan como desierto donde estén….parece que lo que más disfrutan y es casi como un postre y delicia de los mismísimos dioses son los caracoles y cualquier derivado y pariente de estos; las vuelve locas de alegría comerse uno.
Los niños interactúan con ellas; van a buscar los huevos si es que hay y les avientan un poco de granos…el más pequeño la imita haciendo temblar todo su cuerpo; me da risa nada más de acordarme y claro que la mayor lo que prefiere es darles de comer y buscar los huevos, estos últimos como si fuera un tesoro.
Creo que es una iniciativa interesante por parte del Estado, pues además de bajar los residuos de la casa; invitan a los niños a convivir y aprender más sobre el medio ambiente y en este caso las gallinas.
Pero no es así de simple, hay un contrato de por medio de dos años en el que te haces responsable de ellas, de vez en cuando vienen (supuestamente) a ver que estén en buen estado y antes de dártelas también hay una pequeña investigación para ver que en tu casa exista el espacio adecuado para ellas.