Cuando empecé este blog, fue un tanto para atesorar cada de talle de esta nueva vida como mamá y tratar de no perderme de nada con mis hijos.
Las vivencias en casa, fuera de ella y el se vale llorar y reír por cada metida de pata, historia chusca y hasta muestra de amor que te derrite el corazón.
Pero cabe mencionar que una imagen vale más que mil palabras y estas te trasportan hasta el mismísimo momento como si fuera una máquina de tiempo, en ocasiones hasta una podría oler el aire de ese momento.
La fiesta de cumpleaños de Hugo fue un día de esos en los que mi hija se divirtió como nunca, paso del “yo no juego con nadie” al beso de despedida a unos de sus amigos al irse.
De llenarse de arena y compartirla un poco adrede un poco por distraída con su hermano y claro en un sábado caluroso de estos que nos regocijan el corazón no podía faltar el jugar con agua y la pesca a los patitos.
Mojarse, correr, reír y gritar de alegría fue tan divertido verlos que uno pudo disfrutar al mismo tiempo con ellos.
Fue un cumpleaños fuera de serie, y para terminar con ello tuvimos la compañía del fotógrafo Bernard Rosenberg , quién tomó esos instantes precisos y los compartió con nosotros. Una imagen más que mil palabras.